Foto: © Sebastian Meyer/WHO Iraq
Demian Melhem Quesada 12/07/2020
La palabra extinción, cuando se refiere al presente, tiene una connotación negativa relacionada con la avaricia y la negligencia del ser humano. Sin embargo, hay un uso de la palabra que es positivo. Aunque parezca una tarea imposible, somos capaces de extinguir de cada rincón del planeta microoganismos como los virus y bacterias e incluso los parásitos, que deterioran, incapacitan e incluso acaban con las vidas de millones de personas.
En 1980, la Organización Mundial de la Salud consiguió erradicar el virus que causa la viruela. Las únicas dos cepas criogenizadas se encuentran en laboratorios de EE.UU y Rusia. Hubo un intento político en 1990 para hacer desaparecer el virus de la faz de la tierra. En 1993 debería de haberse extinguido. Ambos países se echaron atrás. ¿Cuáles fueron las razones? Una de ellas es obvia. El virus, puede que esté oculto en algún otro laboratorio desconocido o puede que alguna de las partes no sea honesta a la hora de destruir sus muestras. Décadas sin enfrentarnos a la viruela, nos ha dejado sin memoria genética para crear anticuerpos que nos defiendan. Con un número básico de reproducción de 3.5 a 6 (R0 de la gripe es 0.9-2.1 y del COVID-19 es 3.28) y una mortalidad del 50%, convertir al virus en un arma biológica podría tener consecuencias catastróficas. La otra razón quizás sorprenda. En el 2012 se encontraron en Siberia momias congeladas infectadas por la viruela. Más casos como este podrían surgir según avanza el cambio climático. Entre una y otra escusa, el virus se conserva en los zoológicos de microoganismos de ambos países.
La erradicación de la viruela dio esperanzas ante la posibilidad de eliminar otras enfermedades, como las paperas, la malaria, la thymosis, el gusano de Guinea y la poliomielitis.
En 1988 fue creada la Global Polio Eradication Initiative. La ONS la llamó la iniciativa de salud pública más grande de la historia. Su lema es: “Llegando hasta el último niño”. Está dirigida por la ONS, Rotary International, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDCEEUU), UNICEF, la Fundación de Bill y Melinda Gates y Gavi, la Alianza de Vacunas.

Con unos fondos de 17 billones de dólares consiguieron acabar con la poliomielitis en la mayor parte del planeta. Cuando empezó, había 1000 niños y niñas paralizadas al día. Desde entonces, gracias a la cooperación de 200 países y 20 millones de voluntarios, 2.5 millones de niños han sido vacunados.
«Nos da esperanzas. Hemos podido erradicar la polio en la India, incluso la podemos erradicar de la faz de la madre tierra… El verdadero crédito es para los 2,3 millones de voluntarios que repetidas veces vacunaron niños incluso en las zonas más remotas, a menudo en condiciones climáticas muy malas.» Manmohan Singh, expresidente de la India.

Hace 30 años la poliomielitis era endémica en 120 países. Hoy tan sólo quedan dos, Afganistán y Pakistán. Aflige la vida de las familias con pocos recursos, que necesitan a cada uno de sus descendientes para ayudarles a sobrevivir en medios de pobreza extrema. La polio es una enfermedad infecciosa que ataca al sistema nervioso, destruyendo las neuronas motoras, causando debilidad muscular y parálisis aguda flácida. Se transmite de persona a persona por secreciones respiratorias o por la ruta fecal oral, a través de aguas o alimentos contaminados. Afecta principalmente a niños y niñas de 4 a 15 años.


Uno de los grandes obstáculos que ha tenido la iniciativa ha sido la falta de infraestructura básica de salud y transporte. Llevar las vacunas a zonas remotas con temperaturas extremas o en conflicto es toda una hazaña. La vacuna oral, que es la más usada y la más barata, necesita mantenerse a una temperatura entre 2° y 8°C. A esto hay que sumarle los problemas de desinformación y la falta de confianza que han impedido que muchos niños y niñas sean vacunados. En algunas localidades ven con ojos sospechosos todo lo externo e incluso se considera que hay un objetivo oculto en todo lo relacionado con el primer mundo. Tampoco es fácil acceder a lugares cuando surgen enfermedades infecciosas como el Ébola o el Covid-19. Los problemas de género, también dificultan la tarea, desempoderando a las madres. Para terminar de entender lo difícil de esta iniciativa, se ha de tener en cuenta que en muchas de las zonas más pobres del planeta, los conflictos armados son tan frecuentes como los incendios estacionales.

Noora Awakar Mohammad tenía solo dieciséis años cuando comenzó a trabajar como voluntaria para el Programa de Polio en Somalia. Ha vivido una guerra civil y varios conflictos armados, que han dejado la infraestructura de salud de su país en ruinas. “Durante los años de la guerra civil, en muchas ocasiones la campaña de polio se detuvo debido a intensos combates. Tan pronto como la lucha se detenía, corríamos a las comunidades para vacunar a los niños.”
Muchas áreas son inalcanzables debido a la presencia de grupos no estatales. Estos grupos, que se oponen a la vacunación, han sido responsables de crear miedo entre los padres al difundir información errónea. “He visto por un lado a los padres negarse a vacunar a sus hijos, mientras por el otro las madres nos piden que los vacunemos. En circunstancias tan difíciles, tenemos que buscar la ayuda de líderes religiosos para convencer a los padres que se niegan.”

Zainab Abdi Usman es una comadrona en Somalia. “Durante la guerra civil, solía llevar la vacuna en un termo para mantenerla fría. La escondía debajo de mi ropa. Si los combatientes tenían sospechas, no me permitían ir a las comunidades para vacunar a los niños. Hay muchas áreas que permanecen inaccesibles.”

Los países con niveles más bajos en igualdad de género tienen niveles de inmunización inferiores y menos equitativos. En las sociedades patriarcales, las madres se encuentran con barreras sociales y físicas que limitan sus capacidades para cuidar a sus hijos. La mayoría de las mujeres viven en completa dependencia, careciendo de los recursos y la autonomía para buscar atención médica. En estas sociedades, las trabajadoras sanitarias son más efectivas que los hombres. Ellas pueden ingresar a los hogares en áreas más conservadoras, vacunar a los niños y compartir información importante con las madres acerca de los beneficios de las vacunas.
En medio del calor extremo de la ciudad de Kandahar en el sur de Afganistán, Anis Faizy, de 24 años, se mueve con confianza entre las casas. Su objetivo es hablar con las familias que se niegan a vacunar a sus hijos contra la polio. Es oficial de Comunicaciones del Distrito para el Programa de Poliomielitis, y dirige un equipo de 56 trabajadores comunitarios.

Cuando Anis comenzó su trabajo, su padre le dijo: «Haz lo que sea mejor para ti.» Los vecinos de su comunidad, socialmente conservadora, no vieron con buenos ojos el rumbo que eligió tomar la valiente afgana. Otros le dijeron que podría ser asesinada mientras trabajaba, que no es seguro para las mujeres. Las mujeres deben quedarse en casa.
Para erradicar la polio de Afganistán, Anis cree que hay mucho por hacer. «Necesitamos mejores servicios de salud y saneamiento, más mujeres para acceder a los hogares y mejores relaciones con las autoridades locales para garantizar que las familias acepten la vacuna… Seguiré trabajando duro para que cada niño pueda caminar, asistir a la escuela y crecer sano. Es la causa de toda la comunidad para las generaciones futuras.”
El continente africano, con su subdesarrollo y recursos limitados, parecía una presa fácil para el Covid-19. Gracias a la lucha contra la polio no ha sido así. Gran parte de los recursos que estaban consignados a la erradicación del poli virus han sido destinados a la lucha contra el corona virus.
La red de laboratorios de polio coordinada por la OMS está utilizando el 50% de su capacidad para los test del COVID-19. Un cuarto de los trabajadores de la OMS han centrado sus funciones en la lucha contra el nuevo enemigo. Más de 2000 expertos de la OMS, UNICEF, Rotary, así como consultores del CDC EE.UU. refuerzan la respuesta contra el virus. La OMS ha adaptado las aplicaciones de teléfonos móviles desarrolladas con el fin de controlar el brote de polio, para que se utilicen en el seguimiento de contactos del COVID-19.
Aun así la Dra. Moeti, Directora Regional de África de la OMS, enfatiza: “Es importante que el apoyo a la respuesta COVID-19 no ponga en peligro el progreso realizado para detener todas las formas de transmisión de la poliomielitis en la región. La lucha contra la pandemia no debe ir en detrimento de otras emergencias de salud.»
A pesar de todos los obstáculos, la erradicación de la polio es un objetivo más que probable. En las últimas décadas ha sido reducida casi por completo. En 1988 había 350 mil casos. A 7 de Julio del 2020 tan sólo quedaban 85 casos salvajes confirmados. Unos años más y lo habremos conseguido. Gracias al esfuerzo mundial, el ser humano habrá eliminado el segundo microorganismo de la lista de enfermedades que afectan nuestras vidas.
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Ritmo_reproductivo_b%C3%A1sico
http://esmateria.com/2012/11/21/la-viruela-reaparece-en-unas-momias-congeladas-en-siberia/
https://www.historyofvaccines.org/content/articles/disease-eradication
https://es.wikipedia.org/wiki/Poliomielitis