Ella, chula, madrileña hasta los huesos, de tono, de acento y en gestos. Vestía de negro elegante y esvelto. Llamativa como las italianas de medianoche. La poca luz del antro era reflejada en sus ojos como faros en la oscuridad de aquellos que se atrevían a resistir su mirada. Soberbia y segura en cada movimiento. … Continuar leyendo LA CASA DE LOS MIL DEMONIOS
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